Como ya les había mostrado, el primer encuentro con la terraza fue este:
A finales de septiembre todavía faltaban las barreras, y no se suponía que saliéramos afuera, pero el domingo no hay obreros ni inspectores...
¡Y la ropa se seca tan bien afuera!
Para cuando la terraza estuvo lista, ya era demasiado tarde para ponerse a hacer jardinería. Me consolé tomando fotos de la torre Eiffel y de las puestas de sol impresionantes cuando no estaba nublado:
Constatar el movimiento del Sol era otra de mis ocupaciones favoritas
El 24 de diciembre, día más corto del año, ya se ha movido hasta acá:
Y en verano, se pone en la colina donde está la iglesia del Sacré Cœur (sagrado corazón):
De noche, a todas las horas en punto, un derroche de luz y de energía eléctrica, ¡pero tan lindo...!
En estas dos últimas fotos no se ve el Sol: ¡Es la Luna!
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